El conocimiento de las emociones propias y las de quienes nos rodean permitiría el control inteligente de las relaciones interpersonales. Las mujeres tendrían condiciones excepcionales para el liderazgo empresarial.
Texto: Susana Micone
El término Inteligencia Emocional fue acuñado en los 90 por los psicólogos estadounidenses Peter Salovey y John Mayer, en un intento de definir inteligencia inter e intrapersonal. En 1995, Daniel Goleman publicó su libro Inteligencia Emocional y logra popularizar mundialmente el término.
Por su parte, el psicólogo Howard Gardner, definió Inteligencia Interpersonal como “la capacidad de comprender a los demás, cuáles son las cosas que más les motiva, cómo trabajan y la mejor forma de cooperar con ellos”. La Inteligencia Intrapersonal sería “la habilidad de conocernos interiormente, lo cual nos permite tener una imagen exacta y verdadera de nosotros mismos, permitiéndonos actuar en la vida de un modo más eficaz”.
Comportarse de forma adecuada al estado emocional de otro es una habilidad en la que algunas personas sobresalen. En las profesiones que demandan liderazgo, la inteligencia emocional resulta indispensable.
Lo interesante es que aquellas competencias que algunas personas han desarrollado de manera natural, pueden aprenderse y mejorarse en cualquier momento de nuestra vida. Actualmente la competencia emocional es el objetivo de muchos talleres y seminarios que preparan líderes.
En el ámbito empresarial la idea costo-efectividad de la Inteligencia Emocional adquirida por los los gerentes es relativamente nueva. Sin embargo, algunos de los motivos son bien conocidos, tales como las consecuencias que tiene para un grupo de trabajo el que un jefe sea incapaz de evitar un estallido de ira o no tenga sensibilidad con respecto a lo que siente la gente que lo rodea.
Está científicamente comprobado que cuando las personas están emocionalmente perturbadas, no pueden recordar bien, ni atender o aprender con eficacia, ni tomar decisiones con claridad.
Las mujeres lideran de una manera distinta a la masculina. Mientras ellos fueron programados para dar órdenes, ellas están preparadas para motivar a las personas, educarlas y sacar lo mejor que sus aptitudes permitan.
El liderazgo femenino resulta menos autoritario y rudo, es sutil, elegante y consecuentemente más efectivo.
En los tiempos que corren liderazgo no es dominación, es el arte de persuadir a la gente para que trabaje hacia un objetivo común, se habla en términos de cooperación. La mujeres tenemos mucho que aportar, ya que naturalmente tendemos a buscar consenso.
En posiciones de poder corporativo se puede observar que las mujeres suelen liderar con menos golpes y sin exponer innecesario su ego. El pensamiento femenino, si bien encuentra más difícil separar los sentimientos del trabajo, lo compensa con procesos más integrados a la hora de decidir.
Intuición y sensibilidad pueden ser poderosas herramientas en las líderes, reducen resistencias, crean un clima positivo para la discución y la toma de decisiones.
CONFERENCIAS
Liderazgo y otros interesantes temas que vinculan a la mujer con el ámbito laboral serán tratados por invitados internacionales entre el 6 y el 8 de mayo en un congreso de BPW INTERNACIONAL. Organiza en la Argentina AMNYP DEL SUR (Asociación de Mujeres de Negocios y Profesionales).La primera jornada se desarrollará en la Universidad Nacional de Lanús. Inscripciones e información www.amnypdelsur.com.ar
http://bpwcongresoamericalatina.blogspot.com/
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