SONETO PARA UN FUTURO LECTOR
Tú, lector o lectora, que has posado
Tus ojos en la página amarilla;
Del tiempo me aventuro hacia la orilla,
Fiel a mi canto, dócil al llamado.
Tú que ríes aún, tú que has andado
Tras la ilusión que se te escapa y brilla,
Tú que hueles la noche y la gramilla,
Tú que puedes besar el rostro amado.
Piensa lo que ahora soy, ceniza y nada,
Sólo una leve sombra proyectada
Sobre tu alma que me busca ansiosa.
Yo fui joven, feliz, amé la vida.
Hoy te tiende mi mano conmovida
Sobre el viejo papel la tierna rosa.
Soneto de Fermin Estrella Gutierrez, de Almería (*)
A FERMIN ESTRELLA GUTIERREZ
He tomado su rosa bendecida,
Florida en calma sobre las noches tibias,
Camina al río de los poetas amados,
en flor se eleva sobre una suave brisa,
¿Será su voz, su don o su rescato?
¿Será su tierna entrega que nos vibra?
Desde un lago de algas, hojas verdes,
respondo a su impronta, a su lira,
Llevo torrentes de ríos que me riman
Cual un señor que sopla a mis oídos
Desde un cielo de estrellas que lo anidan
Fermin Estrella Gutierrez, de Almería,
Llevo su mano a la pluma, no al olvido
Por donde quieran que recen poesías.
Marta L. Pimentel Álvarez, de Paraná,
Pcia de Entre Ríos, Argentina, junio 11 de 2010.
POETAS ENTRERRIANOS, hacer clic en http://hijanativa.blogspot.com/; http://poesiadeentrerios.blogspot.com
(*) Fermín Estrella Gutiérrez fue un escritor, poeta, profesor y académico español nacido en Almería, el 28 de octubre de 1900 y muerto en Buenos Aires el 18 de febrero de 1990. Aunque español de nacimiento, adoptó a Argentina como patria… Continúa haciendo clic sobre Más información.
Fue maestro, profesor e inspector de enseñanza, subsecretario del Ministerio de Educación en 1955, vocal del Consejo Nacional de Educación de Argentina y profesor de literatura española en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Su obra El cántaro de plata (1924) ganó el Premio Nacional de Literatura argentino, mientras que su libro de poemas Sonetos de la soledad del hombre (1929) se hizo con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (órgano cuya comisión directiva presidió más adelante, entre 1959 y 1961).
Publicó además numerosos trabajos en la revista Nosotros y colaboró con asiduidad en la sección cultural del diario argentino La Nación.
Su poesía derivó del ámbito familiar e íntimo y la naturaleza a lo más puramente existencial. Esta evolución se aprecia en la trayectoria de su obra, comenzando con El cántaro de plata, y continuando con Canciones de la tarde (1925), La niña de la rosa(1931), Sonetos del cielo y de la tierra (1941), El libro de las horas (1972), Sonetos de la vida interior (1979), y Versos para mi gente(1986), entre otros poemarios.
En general, su estilo poético destaca por la delicadeza y el matiz y se acerca a la estética romántica y modernista. Su debilidad por las medidas clásicas lo hizo preferir el soneto como construcción poética ideal. Domina en su obra un hondo lirismo, y una serena melancolía envuelve al paisaje, que nunca falta en su imaginario. Su poesía, así pues, cubre un amplio registro expresivo y estilístico, desde el romanticismo recuperado por la Generación del 40 y el modernismo hasta cierto vuelco metafórico propio de las vanguardias de los años 1920.
Poemas, cuentos y ensayos de Estrella Gutiérrez han sido traducidos a varios idiomas. Azorín, Alfonso Reyes, Benjamín Jarnés, Roberto F. Giusti, Arturo Marasso, Luis Emilio Soto yM. Romera-Navarro entre otros escritores, han admirado su labor literaria.
Estrella Gutiérrez fue designado en 1955 miembro de número de la Academia Argentina de Letras, de la que llegó a ejercer la vicepresidencia, y en la que tuvo muy activa participación. También fue miembro de número de la Real Academia de Ciencias y de la de Rubén Darío.
Publicó libros de cuentos, como Desamparados (1926), y El ladrón y la selva (1930) y novelas como La revoltosa (1928) y Trópico (1937), además de numerosos ensayos sobre literatura y libros de texto, como Historia de la Literatura Española, Hispanoamericana y Argentina, que han utilizado varias generaciones de estudiantes argentinos.
Póstumamente se ha presentado Los altos años (2004), serie de 38 poemas inéditos, los últimos que había escrito.
Vivió la mayor parte de su vida y sus últimos días en la calle Beauchef de Buenos Aires, en una casona que alberga hoy un conocido restaurante porteño.
Fue gran amigo de Alfonsina Storni y escribió letras para composiciones clásicas del argentino Alberto Balzanelli.
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