V A G U E M O S Era el viento otoñal, lábil testigo, rizando tu figura apresurada, tu pollerita al viento, alborotada, urgiendo mi monóculo de trigo; de aquel espejo joven no desligo, la vida es una dama impacientada, la corta melodía, una tonada que rueda sin saber porque motivo despereza su pálpito emotivo, aquel temoso afán donde persigo la imagen que fugó una madrugada; y al cesar este pulso sensitivo, quizás tu hermoso rostro irá conmigo. Vaguemos, in eternun, por la Nada. Rodolfo Virginio Leiro Del libro Trapecio de proverbios |
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