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lunes, 9 de septiembre de 2013

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO, maestro de América (1811-1888)

Dos siglos después de la muerte de Sarmiento, la monumental energía de su pensamiento puede ser fermento inspirador para las nuevas generaciones.

La figura de Sarmiento atravesó la historia argentina del siglo XIX. Cuando el país inicia su camino hacia la organización nacional, él se convierte en una figura clave en la construcción del estado argentino.
Desde la presidencia de la nación, encabeza uno de los gobiernos más progresistas de la historia nacional. Constructor y polemista, fustigador sin complacencias y sensible observador, elaboró par su época una fuerte filosofía de la historia y esbozó una antropología cultural que le permitió explicar nuestro desenvolvimiento nacional como un contrapunto entre civilización y barbarie.

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Fotografía que muestra un monumento a D.F.Sarmiento, con grafiti que dice ON NE TUE POINT LES IDÉES - traducido al español significa "Las Ideas no se matan" -, que fue escrito por él cuando pasó por la Sierra Chica de Zonda, para lograr su exilio hacia Chile. Esta ubicado en la quebrada de Zonda en el Departamento Rivadavia, Provincia de San Juan, Argentina.

Su interpretación de la realidad argentina guió su actitud política: ante el atraso colonial, respondió con una propuesta educativa y cultural para nacionalizar el país. Todo al servicio de la consolidación política y de nuestro ingreso en la revolución agrícola e industrial.
Las huellas de Sarmiento atraviesan nuestra historia como fermento y desafío. Más allá de la revisión histórica erudita, en la Argentina del siglo XXI podemos formularnos las mismas preguntas a las que él trató de responder: ¿Cómo conservar nuestra identidad? ¿Cómo salir de la desinversión cultural y económica? ¿Qué modelo educativo necesitamos para alcanzar los estándares que demanda la ciencia y la tecnología?
Las respuestas serán nuevas, pero el coraje para formular un proyecto colectivo y sostenerlo en el tiempo debería ser el mismo que Sarmiento tuvo en su época. Justamente, por esa valentía los maestros y los periodistas recuerdan con especial respeto al gran sanjuanino. Decía el poeta santafecino José Pedroni (1899-1968) en su bello poema La hoja voladora:

…”La hoja de la imprenta de Sarmiento
era igual que su voz.
Entraba por debajo de las puertas
como el grillo y el sol.
El tirano quería detenerla,
pero no pudo, no.
En su propio bolsillo la encontraba,
en el de su reloj.
Si la quemaba, se volvía llama.
Si la rompía se volaba en dos.”

Por su enorme contribución a la educación pública, al progreso científico y cultural de su país, en 1947 la Conferencia Interamericana de Educación estableció el 11 de septiembre, fecha del fallecimiento de Sarmiento, como Día Panamericano del Maestro.
Aprovecho esta fecha para hacer llegar mi agradecido y emocionado homenaje a los maestros americanos. Susana Micone

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Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, Provincias unidas del Río de la Plata, 15 de febrero de 1811 – Asunción, Paraguay, 11 de septiembre de 1888) Fue un político, escritor, docente, periodista y militar argentino; gobernador de la Provincia de San Juan, presidente de la Nación Argentina (entre 1868 y  1874), Senador Nacional por su provincia y Ministro del Interior.

Se destacó tanto por su laboriosa lucha en la educación pública como en contribuir al progreso científico y cultural de su país. En 1947 Conferencia Interamericana de Educación estableció como Día Panamericano del Maestro, el 11 de septiembre,  fecha de su fallecimiento y en homenaje a su figura de educador.

Obra literaria:
Mi defensa, 1843.
Facundo o Civilización y Barbarie, 1845. Trata sobre el caudillo riojano Facundo Quiroga y las diferencias entre los federales y unitarios. Es una descripción de la vida social y política del país que tiene alcances sociológicos e históricos, pues ofrece en él una explicación sociológica del país fundada en el conflicto entre la «civilización» y la «barbarie», personificadas respectivamente en los medios urbano y rural.
Vida de Aldao, 1845.
Método gradual de enseñar a leer el castellano, 1845.
Viajes por África, Europa y América, 1849; Autobiográfica.
Argirópolis, 1850
Recuerdos de provincia, 1850; Autobiografía.
Campaña del Ejército Grande, 1852.
Las ciento y una, 1853; serie de epístolas dirigidas a Juan Bautista Alberdi.
Comentario a la Constitución de la Confederación Argentina, 1853.
Memoria sobre educación común, 1856.
El Chacho, 1865; sobre el caudillo riojano Angel Vicente Peñaloza.
Las escuelas, bases de la prosperidad, 1866.
La infancia y educación de Abraham Lincoln, 1873.
Conflicto y armonías de las razas en América, 1884. En esta obra desarrolla una concepción semejante a la de Facundo, pero encarada desde el punto de vista étnico. Su primer tomo es de 1884 y el segundo, póstumo, que según su autor es «Facundo llegado a la vejez».
Vida de Dominguito, 1886; sobre su hijo adoptivo, muerto en la Guerra de la Triple Alianza..

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