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martes, 26 de junio de 2012

EN LA EXPOSICIÓN, plástica y poesía.

 

Óleo de Fernando Fader. Sus obras pueden apreciarse, entre otros lugares, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos aires, el Museo Provincial de Bellas Artes "Emiliano Guiñazú", Casa de Fader, Mendoza y el Museo Municiapal de Bellas Artes de Rosario “Juan B. Castagnino”.

 

 

Versos para Fernando Fader. SM

¿Tela abierta? ¿Cuadro? ¿Ventana?
Aliento de cielo perfuma la sala.
Un pincel germina, florece en al grama.
De las ramas cuelgan cristales en llamas.
Si el sol calienta, la tierra descansa,
esconde amores, sugiere miradas.
¡Retorna primavera, el óleo derrama!
Los marrones minerales sean verdes esperanzas,

luces de azul celeste despierten las viejas ramas.
                                                  Susana Micone Faro
Fernando Fader, (1882-1935), pintor argentino… perfil de su obra haciendo clic sobre más información:

Fernando Fader (1882-1935). fue el pintor argentino que ejerció una influencia determinante en el proceso de renovación que puso fin al imperio de las corrientes realistas o naturistas y académicas -originadas en la pintura italiana.
Nacido en Mendoza -hay quienes afirman que en Burdeos-, de madre francesa y de padre alemán, partió a Europa en 1900 y, en el Real Instituto de Artes y Ciencias, de Munich, siguió los cursos del maestro Heinrich von Zugel, cuya pintura de aire libre es una especie de versión germana, muy particular, del impresionismo.

Definen el arte de este maestro la preocupación de la luz, la fusión en ella de las formas y la pesadez de los empastes y, en su concepción general del cuadro, gravitan de modo muy evidente fuertes elementos naturalistas. La influencia de su mentor muniqués se hizo sentir poderosamente en la obra de Fader a lo largo de toda su vida.

De vuelta en la Argentina se presenta por primera vez en el Salón Costa de la calle Florida, en 1905, y luego, durante varios años, se expone en Muller. Su éxito es fulminante. Se lo acoge con interés y es, desde el primer momento, de los pocos artistas argentinos que tienen compradores. Espíritu emprendedor, intenta la construcción, en el río Mendoza, de un embalse que le permita instalar una usina destinada a proveer energía eléctrica a la capital de la provincia.

Pero un inusitada creciente del río arrasa el dique y se lleva, con él, toda su fortuna. Fader abandona los negocios, se consagra de nuevo a la pintura y reconstruye, con ella, su bienestar. Pero, enfermo de los pulmones, se ve obligado a recluirse en las sierras de Córdoba y allí termina sus días, en el pueblito de Ischilín, trabajando con intensidad hasta su último instante.

Su pintura -inspirada en temas, por lo general, de nuestras serranías cordobesas- incorporó, en la Argentina , una visión nueva ,completamente distinta, de esos motivos. Sus características son, en términos generales, las mismas de su maestro Zugel : empastes pesados, preocupación de la luz, fusión en la retina de los tonos divididos en la tela, composición impuesta por la reproducción de motivo más que por un propósito deliberado de equilibrio y, dominándolo todo, una concepción naturalista. Desde el punto de vista del color no siempre Fader es afortunado. Con frecuencia su cromatismo adolece de cierta actitud y no son raros, en sus cuadros, los grises carentes de limpieza. Logra, a veces, hermosas transparencias atmosféricas. Su obra -con la de Malharro, principalmente- señala el fin de la etapa naturalista y academinizante de la pintura argentina y el advenimiento de la renovación impresionista.
Tomado de: Cordova Iturburu 80 años de pintura argentina.
Ediciones Librería de la Ciudad Pag. 25

 

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